jueves, 16 de abril de 2009

TRABAJOS PREMIADOS EN EL CERTAMEN LITERARIO

Rafael Aguilar Molina, 3º A


EL NIÑO QUE SE FUGA


CAPITULO 1

Érase una vez un niño que se llamaba Pedro. Pedro le preguntó a su padre: ¿Qué hay para comer? Pescado. ¡Joooo! No me gusta el pescado. Respondió Pedro. Y su padre le dijo: Si no quieres comer pescado vete a tu cuarto. Entonces Pedro dijo: Pues me fugo. Pues haz lo que quieras, dijo el padre.

CAPITULO 2

Pedro salió de su casa y dijo: Me voy a la montaña, ahí encontraré agua y comida.
Cuando llegó a la montaña, tenía hambre y se puso a buscar comida. Se hizo de noche y solo encontró un plátano. Cerca de allí había un mono y se lo dio. El mono, en agradecimiento, lo llevo a su casa. Allí tenía mucha agua y comida.

CAPITULO 3

En casa del mono comió y bebió hasta que se quedó satisfecho. Esa noche durmió allí. Por la mañana, Pedro fue a buscar agua con un cubo en la mano que había cogido en casa de su amigo el mono. Cerca de allí encontró un río. Lleno el cubo de agua. Cuando llegó a la casa del mono, se sentía triste. Decidió volver a su casa y se despidió del mono.

CAPITULO 4

Sus padres estaban muy preocupados. Pedro llegó a su casa y llamó al timbre. Sus padres al salir y verlo le dieron abrazos y besos, muy contentos y aliviados de la vuelta de su querido hijo.

FIN



Lucía Escudero Melgarejo, 3º A


CUMPLEAÑOS DE ENSUEÑO:

Un día estaba viendo la tele cuando….. me quedé dormida. Soñé que era mi cumple y vinieron muchos niños y niñas. No era un sueño normal y corriente, era un sueño FANTASIOSO. Anabel y Carmen llegaron en un coche fantástico, es decir, era mágico, iba solo. Luego llegó Alberto y Fran, venían con sus madres en una nave graaaaaannnndeeeeeee, y después llegaron todos mis primos en un avión que era de discoteca. Llevaba música, lucecitas de colores y mientras que aterrizaban llegaron muuuchos más invitados. Mientras que la tarta venía, jugamos a que éramos héroes. Cogimos unas bolsas, le hicimos nudos y volábamos. Luego llegó la tarta, la cogí mientras volaba con mi bolsa y ……plaf, se me cayó en la cara de mi madre. Menos mal que mi madre estaba de buen humor, pues se había comido chuces de la risa. Entonces empezó a reírse y todo el mundo se contagió. En fin , me cantaron cumpleaños feliz sujetando la vela en un bocadillo gigante relleno de nocilla con lacasitos. Todos comimos de él en unos platos voladores. Comí tanto que en pocos minutos noté como me iba engordando la barriga, cada vez más y más, hasta que pufffffffffffffff. Desperté de aquel sueño fantástico que nunca olvidaré y me quedé esperando con muchas ganas a que llegara mi cumple por si algo así me ocurriera.